Cuando
me atreví a poner mis gallinas a primeros de año, hablando con mi amigo Juan,
le transmití la idea de alimentarlas sólo con lo que encontraran ellas en el
campo y con un aporte de maíz exclusivamente, para que la alimentación fuera lo
más natural posible, y él me dijo: “Amigo Sebas, no vas a encontrar maíz que no
sea transgénico”. Efectivamente, no se equivocaba.
Me
pongo manos a la obra, y empiezo a informarme buscando por aquí y por allá
datos de qué es eso de la transgenia, y encuentro algunas cosas que ya sabía.
Es verdad que en la Naturaleza los cruces en la genética de plantas, así como
entre animales de distintas especies es frecuente. Mucho más cuando el hombre
comenzó a experimentar con la agricultura interviniendo de forma activa en la Selección
Natural de las semillas o de los mejores ejemplares de ganado. Más adelante, se
comenzó a cruzar los pólenes de distintas especies con el objetivo de mejorar
las características de algún cereal o fruta. Pero en estos casos siempre se
dejaba actuar los mecanismos de la Naturaleza, de manera que especies a todas
luces incompatibles no generaban cruces estables.
Pero
hoy ya contamos con la Ingeniería Genética. El hombre jugando a ser dioses que
pueden intervenir en las secuencias de ADN de los organismos vivos para variar
sus genes, entremezclando unos con otros. Confieso que he leído varias veces
las descripciones que cuentan en la Wikipedia y me voy enterando de bastante,
pero cuando llego a los términos científicos como protoplastos y demás, me voy quedando con lo superficial. Y esto
es, que la manipulación genética se hace para mejorar productividad de los
cultivos y para que sean más resistentes a herbicidas e insecticidas (es
curioso, ¿nada negativo?).
Pero
qué pasa con los acuíferos, con el envenenamiento de animales, con los efectos
que puedan producir estas manipulaciones a largo plazo en los seres humanos. Se
dice que el maíz transgénico es resistente a herbicidas, pero por esa misma
razón, los agricultores inundan de glifosato
los campos. Estoy en una zona donde siembran hectáreas de tomates y he visto
pájaros muertos tras una rociada de herbicida, sólo por ingerir las semillas de
las hierbas fumigadas. Que el maíz sea invulnerable al herbicida no quiere
decir que no lo absorba. En fin, como hay suficientes intereses económicos como
para no poder solucionar el problema, me dispongo a hacer un experimento
propio. Sembrar maíz transgénico, del que comen mis gallinas, a ver qué sale.
Lo
primero que observo es el nivel de germinación. Es mínimo. De cada 20 semillas
tan solo germinaron 4 ó 5. Eso supone un 75%-80% de fallos, algo absolutamente
inasumible para cualquier agricultor. Leyendo más, me entero de que es uno de
los efectos que se persiguen cuando se manipula; los agricultores tienen
obligatoriamente que comprar las semillas, y no pueden sembrar las del año
anterior, por muy buena apariencia que tenga el grano.
Entre
los escasos aciertos, hay todo tipo de anomalías. Unas cañas altísimas que no
consiguen sacar ni una sola mazorca, cañas con 6 y 7 mazorcas, mazorcas que
alargan el tallo en el que están insertadas hasta parecer más que una caña, un
arbusto, etc.
Otra de
las anomalías es el nivel de fecundación de las mazorcas. Hay algunas que ni
siquiera consiguen fecundar un grano. En otras el nivel de fecundación es
bajísimo. Aparecen granos sueltos distribuidos por una mazorca casi estéril.
Y lo
peor de todo, la influencia negativa que ejercen en otras variedades de maíz
próximas. Por poner un ejemplo, he sembrado maíz dulce cerca de las
transgénicas y algunos granos son claramente de la variedad transgénica.
Así que
mis conclusiones son: No podemos luchar contra las multinacionales, pero sí
podemos intentar preservar nuestras especies autóctonas una vez que conocemos
los peligros. Animo a todo el mundo a que lo intente, y para ello, sembremos
nuestros autóctonos lejos de los experimentales, intentemos sembrar nuestras
propias semillas ya que están aclimatadas a nuestros suelos, temperaturas y
humedades y son fruto de la Naturaleza y no de un laboratorio. En cuanto a los posibles efectos adversos del
consumo de los transgénicos a largo plazo… que Dios nos coja confesados.
Desde luego este tema da para hablar. Gracias por compartir tu experiencia.
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