jueves, 20 de septiembre de 2012

El Laurel

            Era el símbolo de los ganadores en Grecia y Roma. Tanto los que se enfrentaban en los Juegos Olímpicos, como los que obtenían victorias en las guerras. También era el emblema de emperadores y escritores. La corona de laureles estaba reservada a los mejores.
            Los romanos, con su extrema superstición, pensaban que era un árbol que no podía ser alcanzado por los rayos, así que en cuanto oían tormenta, tomaban una ramita de laurel con el objeto de que no les partiera un rayo.

            El laurel es un arbusto que si se poda convenientemente, termina convirtiéndose en un árbol de bastante porte –hasta 10 metros-, que soporta muy bien las podas y se regenera con facilidad, y al ser de hoja perenne se utiliza a menudo en jardines y como planta ornamental.

            Se puede sembrar de semilla, pero lo más fácil y rápido es el acodado, y la multiplicación por los brotes que aparecen al pie del árbol. Se pueden sacar fácilmente con raíz y trasplantarlos. Le cuesta algo coger el sitio, pero una vez establecido, es difícil de erradicar. Prefiere los sitios en semisombra y no muy expuesto a los vientos. Como hay que ir cortándole los brotes que salen de abajo, al pie del árbol se termina haciendo un engrosamiento de la raíz que puede llegar a dimensiones desproporcionadas.

            Del laurel se utilizan las hojas, que contienen un aceite esencial y ácidos linoleico , oleico, laurico, pelargónico etc., además de minerales como manganeso, potasio, calcio, magnesio, hierro, zinc entre otros.Pero más que como remedio terapéutico, que también lo tiene, se utiliza como condimento por ser un estimulante del aparato digestivo, antiespasmódico, hepático y carminativo. Evita el flato, la acidez de estómago, la bronquitis, la tos y la faringitis.
            Se puede usar fresco o seco –para secarlo basta con arrancar una ramita y dejarla boca abajo-, añadiéndolo durante la elaboración de las comidas. Le va muy bien a las verduras, las legumbres, las carnes estofadas y hasta a los arroces y pastas. Se debe retirar la hoja después de cocinado pues permanece bastante dura. Si se utiliza en polvo es conveniente no abusar porque los alimentos la absorben con facilidad y pueden llegar a amargar.

            La madera de laurel es bastante blanda, blanca, resistente y muy poco anudada, por lo que se utiliza en ebanistería fina. Las hojas verdes se pueden colocar en armarios para preservar los abrigos de piel, pues parece que mantienen la humedad y evitan el acartonamiento.

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