Al tratarse de una cucurbitácea
herbácea no es difícil su cultivo, aunque si bien
germina con facilidad, conseguir que crezca alegre ya es otra
cosa. Las matas se ramifican en brazos muy largos, y cuanto más
se aleja la flor del tallo central, mas pequeños serán
los melones. Necesitan terrenos arenosos bien drenados y bastante
sustancia en descomposición así como un clima
subtropical. La zona mediterránea es ideal para este
cultivo, sin embargo, desde la llegada de los españoles a
América, se cultivan abundantemente en el centro y sur del
nuevo continente.
Existen 850 variedades de melones,
muchas de ellas fruto de hibridaciones, pero los más
conocidos son los amarillo canario y los piel de sapo. Estos
últimos son los que yo cultivo. Las flores, al igual que
los calabacines, pueden ser masculinas, femeninas y como
particularidad también las pueden generar hermafroditas. En
cualquier caso la fecundación es entomófila, por
tanto, no me canso, cuidemos los insectos fecundadores.
Saber cuando cortar un melón
en su punto justo de maduración es uno de los misterios
mejor guardados. Se dice de los melones que son como los novios,
que hasta que no se calan no se sabe como van a salir. En parte
lleva razón el refrán, -me refiero en cuanto al
melón- porque no hay trucos en este caso. Que si por el
sonido cuando se le da un golpe, que si apretandole el culo y no
debe estar ni muy duro ni muy blando... etc.
Confieso que en la tienda soy
incapaz de distinguirlos, pero en el huerto tenemos un truco que
puede valer. El melón conforme va madurando va tomando
color. Debemos arroparlo con las hojas de la mata para que no se
asolane, pero aún así, en la parte de arriba se le
pega el sol. Si miramos en la parte que asienta el melón en
el terreno, podemos ver que si está aún verde claro,
estará inmaduro. Sólo cuando esta parte se pone
amarilla es cuando está hecho. Una vez cortado el melón
es imposible saber si la parte amarilla corresponde al asiento o a
la parte insolada.
El melón, además de
refrescante y de sabor delicioso, es diurético, ligeramente
laxante, contiene antioxidantes, potasio, magnesio, hierro y
calcio. Recomendable para diabéticos y obesos y previene
del envejecimiento.
El melón piel de sapo es
más duradero que el amarillo. Yo he comido mis melones en
febrero y marzo porque, con buenas condiciones se conservan sin
problemas.
De postre, son exquisitos, y
cuando nos sale alguno algo menos dulce, lo preparamos con jamón,
como los franceses o lo echamos al gazpacho.
Las primeras flores generan
melones más grandes. En la segunda tanda de flores, los
melones se quedan pequeños, pero de igual sabor, por lo que
me permito una receta francesa: melón al oporto. Consiste
en cortar por la mitad transversal estos pequeños melones,
retirar las pipas y rellenar el hueco con vino de oporto. Luego se
come a cucharadas utilizando la piel como envase.
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