lunes, 22 de octubre de 2012

Un naranjo en la U.C.I.


            Quien me conoce sabe que no soy partidario de mantener un árbol enfermo a cualquier coste. Pienso que es mejor arrancarlo y poner otro nuevo y sano. Eso evita que las enfermedades se transmitan de unos a otros, pero este caso es distinto.
            Los naranjos no se entresacan, es decir, ellos solos eliminan la fruta que no van a poder engordar. Unas veces tirando la flor apenas cuaja, otras veces cuando tienen un par de centímetros las seca y se sueltan de la rama.
            Pero en ocasiones, con buenas condiciones de humedad y nutrientes en el suelo, el árbol mantiene más fruta porque puede engordarla, pero no está preparado para soportar el peso y pasa esto:

            El año pasado por estas fechas, y tras unos días de viento me encuentro que uno de los naranjos más frondosos se ha partido en dos. La rama de la izquierda no pudo soportar el peso de la fruta y se rasgó justo por la horquilla.

            En esta situación tenía dos opciones. O prescindir de la rama rota, con lo que el árbol quedaría desmochado y con un aspecto raro, o intentar soldar la rotura. Esto no es fácil ya que hay mucha fruta que queda por madurar, y previsiblemente el flujo de savia no sería suficiente para que llegaran a término de maduración. Eso sin contar que la rama podría secarse sin solución, pero merecía la pena intentarlo.

            Así que manos a la obra. Primero trabajos de apuntalamiento, y ayudado con una cuerda, haciendo polea, intentar acercar las dos mitades lo más posible. Después con una mordaza sargenta juntarlas más. Luego rodeo toda la rotura con una venda fabricada con tiras de goma de cámara de neumático. Y por último un alambre bien apretado y cubrir con masilla para injertos toda la herida.

            Hubo que colocar otro alambre por encima, sujetando la rama rota a una principal, a modo de viento, para intentar descargar de peso la zona de la rotura.
            El resultado es excelente. No sólo conseguimos llevar a término la fruta que pendía de la rama dañada, sino que además, en ningún momento se secaron las hojas ni se pusieron feas. El resto del árbol tampoco sufrió daños y un año después sigue su proceso de curación funcionando perfectamente. Esta primavera ha florecido con normalidad, y aquí se puede ver que este año vuelve a estar cargado.

            Se aprecia en la foto la cicatriz de la rotura ya curada por debajo de la venda. Posiblemente cuando pase otro año más podremos retirar el alambre y la venda, o al menos aflojarla para no estrangular la rama, aunque sigamos manteniendo el viento para evitar que vuelva a pasar.

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