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lunes, 25 de febrero de 2013

Ajetes


            ... Aquel revuelto de ajetes, trigueros y huevo, salteado con jamón serrano que hacían en el Mesón Extremeño de Don Benito...
            Ese año, a mi novia la habían destinado a esa bonita localidad extremeña, y como no tenía coche, yo la llevaba los domingos y cenábamos en el Mesón a base de picoteo. No sé si esos ajetes eran especiales, o era el intento de saborear hasta el último momento que estaría con ella hasta el viernes que volviera a recogerla, lo que me hace recordarlo de una manera muy entrañable.

            Ayer me llevé una agradable sorpresa en mi huerta. Cuando hablamos de la lucha contra los bichitos, comentamos que si poníamos unos dientes de ajo, que son antibióticos, al pie del árbol, se evitaban muchas enfermedades.
             Pues bien, los dientes se convirtieron en cabezas, y las cabezas germinaron hasta producir un haz de ajetes un año después. Este es el proceso:
             Los ajetes, por tanto, son ajos tiernos, con las mismas propiedades que el ajo y con un sabor más suave y agradable. Son un condimento que le viene muy bien a multitud de platos. Ensaladas, revueltos, tortillas, acompañando arroces, salsas, etc.
             Los hemos conseguido sin hacer nada. Se regaron con el goteo del árbol, y no hemos tenido que remover la tierra ni ninguna otra tarea, por tanto es un regalo más que nos hace la huerta.
             Tenemos que renovar los ajos a los pies del árbol, para que vuelvan a hacer su trabajo antibiótico y bactericida, y además, poder tener nuestra cosecha de ajetes el próximo invierno.

            Hoy, 25 años después, saboreando estos ajetes, en el calor de nuestro hogar, miro a mi esposa con una sonrisa cómplice y le pregunto: “¿Te acuerdas de aquellos ajetes...?”

jueves, 14 de febrero de 2013

Esos locos bajitos...



            Cuando nacemos nos parecemos a nuestros ancestros. Se establece una pugna por ver quién dice el parecido más razonable. Que si tiene la nariz de su padre, que si los ojos de su madre, e incluso hay algún familiar malintencionado que cree reconocer al vecino del quinto o al mejor amigo de su padre.
            Bromas aparte, es indiscutible que en los seres vivos la genética se impone al tomar la información de ambos cónyuges y, aunque con la cabeza más gorda y los miembros más cortos, nos parecemos mucho a nuestros padres y más aún a nuestros abuelos.

            En el reino vegetal también pasa lo mismo, aunque ese parecido en los primeros momentos no sea tan evidente. No es la primera vez que haciendo trabajos de desherbado nos hemos llevado por delante los brotes recién nacidos de nuestras plantitas al confundirlas con maleza.
            Por eso es indispensable que aprendamos a conocerlas. Pongamos unos ejemplos.
             La col de Bruselas, nadie diría que de adulta se convertirá en un tronco granado de coles pequeñitas.
             La remolacha, que parecen dos orejillas. Más adelante, las hojas comenzarán a ensancharse como las de las acelgas.
             Las zanahorias, ya apuntan maneras, aunque si las sacamos veremos sólo un hilillo de raíz.
             La espinaca es muy rara. Lo primero que salen son dos cintas de color verde, para después, por el centro, formar hojas redondas. Aquí se ve una recién nacida entre dos adultas.
              La lechuga, clavadita a sus padres, pero aún con pocas hojas.
             Estos corazoncitos verdes son las hojas del rabanito. Más adelante comenzarán a multiplicarse los lobulillos de la hoja, quedando irreconocible.
             La cebolla, con sus hojas tubulares, sólo dos, de momento.
             Los puerros, muy similares a las cebollas, pero ya se pueden distinguir por el color y porque sus hojas son planas en lugar de en forma de tubo.
             La mata de la alcachofa, recién salida de la semilla. Más adelante las hojas comenzarán a ser muy dentadas, como con pinchos.
             Esta sí que es difícil de ver. Se trata del espárrago brotado de semilla, que pasa desapercibido porque es como un pelo. Los espárragos se suelen sembrar plantando raíces, pero yo he preferido sembrar la semilla y hacer matas completamente nuevas.

            Esta es una pequeña muestra de nuestras plantas recién salidas de la semilla. El hecho de que muchas no se reconozcan es porque las primeras hojas suelen ser los cotiledones de la semilla, transformados. Las hojas verdaderas se forman cuando crece la yema apical.

lunes, 4 de febrero de 2013

La poda


            A podar enseñó un burro”. Este dicho muy conocido tiene su base lógica aunque no sea totalmente cierto. Por lo que sabemos, la plantas no necesitan ser podadas. Ellas solitas sobreviven –la mayoría- sin este tipo de tratamiento.
            Se cuenta que ya los romanos, observaron que cuando los burros se comían los sarmientos de las cepas de la vid, al año siguiente producían más uva, crecían más sanas y duraban más. Eso les llevó a imitar a los burros, cortando los sarmientos hasta el tronco, y dejando sólo un par de yemas de cada vara.
             Pero la poda es mucho más complicada que lo que hace un burro y si no que se lo pregunten a los expertos. Sólo se aprende a podar podando. En primer lugar tenemos que explicar para qué se poda y los distintos tipos de poda que se pueden hacer. Podamos para dar forma al árbol, para mejorar la producción, mantenerlo y para rejuvenecerlo, y cada una de ellas es distinta.
            Hablaremos aquí de poda de los árboles de hoja caduca. Los cítricos –que trataremos en otra ocasión- , por ejemplo quedarán fuera de este apartado al ser de hoja perenne.
             Poda de formación: Prácticamente todos los árboles tienden a enarbustecer. Es decir, les salen brotes al pie del árbol, convirtiéndolo en un arbusto. Estos brotes no productivos restan muchos nutrientes al árbol y por lo tanto hay que quitarlos. También tendremos que decidir qué forma queremos para nuestro árbol. Se le puede dar forma de espaldera o de copa, alargado verticalmente o achaparrado, con porte bajo o alto, etc. Este tipo de poda se hace cuando el árbol es pequeño, joven y no ha entrado en producción aún. Aquí no hace falta tener muy en cuenta las ramas que quitamos, sino la forma que va a tener el árbol cuando sea adulto.
             Poda de producción: Para este tipo de poda tendremos que tener en cuenta que hay dos tipos de yemas. Unas generarán ramas y otras generarán flores y por tanto frutos. Se trata de establecer un equilibrio entre la cantidad de ramas/hojas con la cantidad de fruto. Las yemas de flor son redondeadas y sobresalen mas de la rama a la que pertenecen. Si se miran desde arriba se puede ver como la cabeza de un espárrago. Las yemas de ramas son más aplastadas y están pegadas a la rama o al tronco.
             Como norma general se poda de dentro a fuera y de abajo arriba. Empezaremos por eliminar las ramas interiores del árbol. En la formación de copa, dejaremos tres o cuatro ramas principales, eliminando todas las ramitas que apunten hacia el tronco. Si las dejamos, el centro del árbol se cerrará a la luz e impedirá tanto que se produzcan flores como que madure la fruta. Valga esto para los árboles que se siembran a raíz desnuda excepto el cerezo que, como vimos es un caso aparte.
            También eliminaremos las ramas que se crucen entre ellas y en general, de las ramas que apuntan en la misma dirección dejar sólo una, haciendo que se distribuyan para cubrir todo el perímetro del árbol.
En este manzano hemos dejado tres ramas principales
             Las que se dejan deberán despuntarse, dejando un par de yemas por debajo del corte.
            No hay que tener miedo, si se siguen las instrucciones, es preferible dejar el árbol algo más desnudo. En árboles sanos es seguro que en la primavera se poblará.
Un ciruelo con cinco ramas principales pero bien abiertas. Hemos eliminado brindillas interiores.
             Poda de mantenimiento: Este es un trabajo que debería hacerse de continuo. A veces, sólo nos damos cuenta de que hemos dejado una rama que no debíamos cuando la vemos cubierta de hojas. Ese es el momento de cortarla. También debemos eliminar los chupones –unas ramas improductivas que nacen generalmente del tronco del árbol y crecen en muy pocos días-, pues al demandar muchos nutrientes del terreno, tiene que alimentarla el árbol, con el consiguiente perjuicio para la producción.
            Ramas que se descontrolan creciendo en direcciones raras, que crecen hacia abajo, que se cruzan, otras a las que se les ha quitado la fruta y ya no son productivas, y en general cualquier anomalía que se produzca en la morfología del árbol.
El peral tiende a cerrar las ramas. Habrá que separarlas con unas cañas.
             Poda de rejuvenecimiento: Es la poda que se hace para eliminar ramas viejas que producen frutos reducidos. Se suele hacer cuando el árbol empieza a ser viejo. Como en su juventud elegimos unas ramas principales, y en las sucesivas podas las hemos respetado, llega un momento que se convierten en improductivas. Suele ser, según la variedad, entre 4 y 6 años –excepto los olivos-. Para ello, convertiremos en principales algunas ramas del año anterior, eliminando las de madera vieja. Este proceso no siempre sale bien, y en ocasiones el árbol termina muriendo si se renuevan todas a la vez, con lo que es mejor ir renovando poco a poco.
Un membrillero, al igual que el peral, con las podas sucesivas intentaremos separar las ramas.
             Sólo un consejo más. Si se poda cuando el árbol está desnudo de hojas, no hay problema, pero cuando la poda es con el árbol en verde y las ramas a cortar tienen un diámetro superior a los 15 mm, sería conveniente tapar las heridas con alguna masilla antiséptica. Tambien viene muy bien pulverizar el árbol con purines de ortiga tras la poda. 
El cerezo, como caso particular, se mantendrá cerrado del centro. Solo despuntar ramas periféricas.
             Todo esto son normas muy generales. Se han escrito auténticas enciclopedias sobre poda, por lo que no vamos aquí a explicar todos los casos posibles. En Internet se encuentran miles de videos explicando cómo se poda, y aún así, solo la observación, la experiencia de cada uno y su criterio particular consiguen buenos resultados. A mi me han puesto pegas gente que ha visto mis podas porque su criterio era distinto al mío –no es lo mismo podar en copa que en espaldera y para alguien que sabe podar en espaldera, cualquier poda en copa le parece que está mal-. Así que animo a todos a que podéis sin miedo para aprender. Si te gusta como queda tu árbol y te produce la fruta que necesitas ¿quién puede ponerle pegas?