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lunes, 5 de septiembre de 2016

A vueltas con el Camalote.

 
             Hace cinco años, en este mismo blog, me atrevía a criticar la actitud de las Administraciones en el tratamiento que le profesaban a esta planta invasiva llamada Camalote. Ya entonces era un problema antiguo, pues veníamos padeciéndolo desde 2004, que empezamos a ver las primeras plantas flotando río abajo.
             Al igual que nosotros, otros advirtieron también del problema pero por lo que parece, las Administraciones continuaron si no ignorándolo, al menos, no poniendo el celo necesario, ninguneando los perjuicios que ya entonces estaba ocasionando no solo a los pescadores, regantes y usuarios del río, sino también a todo el entorno.
             Pues bien, seguimos con el mismo problema pero incrementado. Un paseo por las orillas del río es suficiente para darse cuenta de la magnitud que ha llegado a adquirir. Recorriendo el Paseo del Guadiana en Mérida mucha gente se queda asombrada por la acumulación de esta mancha verde que cubre prácticamente todo el agua, pero donde realmente se ve la catástrofe es río arriba. Nosotros hemos paseado en busca de moras (en esta zona había numerosas zarzamoras) por las inmediaciones del río en el Término Municipal de Valverde de Mérida, y el espectáculo es verdaderamente catastrófico.
             Una máquina excavadora, a la que le han tenido que abrir paso arrancando árboles de la orilla, accede al camalote, sacándolo de agua para almacenarlo en las laderas.
             Montones de camalote en estado de putrefacción, destilan un juguillo oscuro y grasiento, pestilente, que impregna todo el paisaje. Charcos de esta sustancia, van filtrándose al suelo con consecuencias aún por determinar.
             La desilusión que nos llevamos fue morrocotuda. Pensamos mi esposa y yo que disfrutaríamos de un atardecer de paseo recolectando moras en un paisaje impregnado de aroma a eucalipto escuchando el canto de los pájaros y el aletear de algún que otro pato saliendo de las orillas y nos encontramos con la imagen de la desolación. Creo que las fotos hablan por sí solas.
             No me valen las excusas. Que si se están poniendo los medios, que si en Europa no la quieren clasificar como una especie invasiva, que no se puede hacer otra cosa, que es la medida más adecuada. Permítanme que lo dude.
            Echo en falta una incineradora, echo en falta un plan de trabajo, echo en falta una plantilla de trabajadores permanente para intentar paliar el problema, y sigo echando en falta un Instituto Observatorio de esta especie invasiva.
             Por nuestra parte sólo podemos hacer lo que hacemos, denunciarlo siempre que podamos y por todos los medios que tengamos a nuestro alcance.
            Aquí queda mi aportación.