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jueves, 9 de mayo de 2013

La Cicuta y la Cruz de Mayo.



            Este fin de semana tuvimos una comunión, como casi el resto de España, y la celebración fue en un pueblecito cercano llamado Alange. Me tocaba llevar a mi madre en coche y, por la carretera que corre paralela al río Guadiana, se podían ver montones de plantas de cicuta.

            Se me ocurrió comentarlo con ella y, de repente le vino a la memoria, cosa cada vez desgraciadamente más rara en ella, una historia de su infancia que quiero reproducir. Ella desconocía que esa planta fuera la cicuta, con la mala fama que tiene, y empezó a recordar que de pequeña el tres de Mayo, celebraban el día de La Cruz de Mayo.
            Mi madre nació en Cordoba y, aunque se trasladó a Mérida a los siete años, su primera infancia la pasó allí. Lleva con orgullo haber nacido en la misma calle donde vivía el torero Manolete, calle Marroquíes, en el nº8, que hoy es el nº6, aunque la cordobapedia ubica el nacimiento de Manolete unas calles más abajo en Conde de Torres Cabrera, y de todos es conocida la tradición de los patios cordobeses. En estas fechas están a rebosar de macetas florecidas y es posible visitarlos a cualquier viajero curioso.
Patio cordobés
            Cuenta que cuando era pequeña existía la tradición de celebrar la Cruz de Mayo. Consistía en preparar una sillita donde colocaban un paño blanco para cubrirla y encima tejían una cruz hecha con flores. Los más pudientes compraban las flores para este fin pero los pobres, la mayoría, la decoraban con flores cogidas del campo. Las que en este tiempo están más bonitas son precisamente las umbelas de la cicuta, así que las cortaban para formar una bonita cruz.
            Recuerda que los mayores no se oponían a que fabricaran sus cruces con esas flores, pero les advertían de que se lavaran las manos inmediatamente y no se chuparan los dedos. De nuevo la sabiduría popular heredada, sin explicaciones pero con un poso de verdad que había que acatar no sólo por el respeto a los viejos, sino porque se intuía su experiencia.
            Las cruces así decoradas se colocaban en las puertas de las casas, adornando la entrada. La gente que pasaba por la calle apreciaba la belleza de la cruz y depositaba unas monedillas que los niños recibían con alegría como recompensa de su esfuerzo. Se pugnaba por hacer la cruz más grande y más bonita.
Cruz de Mayo en Baeza
            En toda Andalucía la tradición de la Cruz de Mayo se ha mantenido hasta nuestros tiempos. Es cierto que ha decaído un tanto el carácter religioso de la celebración. Más bien, se ha transformado en una fiesta semipagana que dura todo el mes, donde las cruces son enormes y se rodean de verbenas y jolgorio. Supongo que será la evolución de la fiesta, pero al menos es bonito recordar los orígenes de una tradición que esperemos continúe por mucho tiempo.
La Cruz de Mayo presidiendo la berbena en Baeza
            Ojalá que mamá pueda seguir recordando muchas cosas como esta. Y que se puedan poner aquí para que no se pierdan. Como yo digo, cada viejo andaluz o extremeño tiene un Séneca dentro que de cuando en cuando sale a pasear. Gracias mama.