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jueves, 16 de octubre de 2014

Extracción de semillas para el año próximo.


            En la anterior entrada, comenté la siembra de tomates kumato por extracción de semillas del propio tomate. El procedimiento, bastante apresurado porque se me echaba el tiempo encima, no me permitió la espera preceptiva para que la semilla consiguiera reposo y una adecuada parada invernal. Ahora, con más tiempo, me dispongo a explicar cómo se sacan las semillas para sembrar al año que viene.
            La variedad que elegimos es el tomate Green Zebra o Tigre, una variedad a medio camino entre el Kumato y el Raf, es decir con el color del Kumato pero la forma más parecida al Raf. De sabor intenso y dulce, deben recolectarse cuando están a medio madurar, porque se pasan con facilidad en la mata.

            Las semillas se encuentran, como se puede ver más cerca de la piel que del corazón, así que si pelamos el tomate llevándonos parte de la carne, quedarán las semillas accesibles.

        Con una cucharilla vamos raspando para sacar las semillas con la gelatina que la rodea. 

        Esta sustancia compuesta de agua principalmente, es la que mantiene la semilla fresca e incluso si dejamos mucho tiempo el tomate con buenas condiciones de humedad y temperatura ambiental, consiguen hacerla germinar en su interior.

            Metemos las semillas en un colador y la ponemos al chorro de agua. En este punto, he visto por Internet que algunos meten las semillas con la gelatina en un bote de cristal y lo tapan durante tres días. Pasado este tiempo, la parte líquida fermenta y despega la gelatina de la semilla, luego lo pasan por el chorro de agua, pero yo no creo que sea buen procedimiento. 

           Si hemos comentado que la semilla inicia la germinación dentro del tomate en ocasiones, haciendo ese procedimiento, nos arriesgamos a iniciar la germinación. Si luego la paramos al deshidratarla, cuando volvamos a activarla, habrá muchos fallos.

            Por eso, yo lavo directamente las semillas. Eso si, es bueno hacerlo con agua del grifo tratada, es decir, clorada. La razón es que algunas de las enfermedades de la planta (Fusarium oxysporum f. sp, lycopersici) se mantienen en la semilla. Si las lavamos con agua de pozo, no conseguiremos eliminarlas. Usando agua clorada, desinfectaremos las semillas quedando aptas para la siembra.

            Una vez limpias, las dejamos secar en el mismo colador durante un par de días a temperatura ambiente.

            Transcurrido ese tiempo, pasamos las semillas ya secas a un papel de celulosa separándolas con un palillo. Cubrimos con otro papel y etiquetamos. Guardaremos en la caja de las semillas: Un cajón de madera de pino con tapa, a temperatura ambiente. La madera regula la humedad y conserva las semillas durante al menos 3 años.

            Esperamos que la próxima primavera nuestras semillas de tomate tigre mantengan su potencial germinador y nos proporcionen plantas sanas y vigorosas.