SCM Music Player

miércoles, 14 de octubre de 2015

El gratificante aporcado.


            En agricultura “aporcar” es “amontonar” la tierra entorno a la planta para conseguir ciertos beneficios. Es una de las faenas más tediosas en apariencia pero con la que obtenemos mejores resultados en nuestros cultivos.
            Hace aproximadamente unos 15 días que sembramos los plantones de invierno. Las lechugas, brócolis, romanescus y coles de bruselas (en general las brásicas y plantas de hoja ancha), y como este otoño está siendo bastante benigno en cuanto a temperaturas y precipitaciones –aunque hacer esa afirmación en Extremadura es arriesgado-, los plantones van viento en popa y a toda vela.

            Ya vimos cómo se sembraban los plantones, y cómo dejábamos una pequeña hendidura entorno al plantón para facilitar que se acumule la humedad. Ahora ya hemos visto como las raíces están prosperando y extendiéndose por el terreno más allá de sus cepellones. Eso quiere decir que la planta está tomando los nutrientes del terreno y por esos en muy poco tiempo ha duplicado –incluso triplicado- su tamaño.

            Pero estas lluvias, no sólo han conseguido este milagro de hacer crecer nuestras plantitas más apreciadas, sino también las malas hierbas empiezan a hacer su aparición, todavía incipientes, pero ya apreciables en todo el caballón.

            Es el momento de aporcar. Con ello obtenemos varios beneficios.
-         Conseguimos eliminar las malas hierbas. En este momento no son competencia para nuestros plantones, pero indudablemente en muy pocos días lo serán y nos resultará más difícil eliminarlas cuanto más tiempo pase.
-         Oxigenamos el terreno. Las lluvias han apretado la tierra. Mientras se mantenga húmeda no habrá problemas, pero en cuanto paren las lluvias y vengan las heladas el terreno apretado detendrá las raíces y toda la planta se parará.
-         Reforzamos los tallos. Los plantones a estas alturas han perdido algunas de las primeras hojas. Eso unido a las pequeñas hendiduras en forma de cuenco que dejamos recien sembradas han dejado muy al descubierto los tallos. Con esto los tallos se refuerzan siendo más resistentes a los posibles vientos que sin duda vendrán.

             El aporcado no solo beneficia a la planta, también nos deja una agradable visión de nuestra huerta. A partir de ahora, veremos crecer nuestras plantas más sanas y libres de limacos, que serán más vulnerables a sus depredadores sin la protección de la maleza.
Con una buena carda y en un rato tendremos una huerta de envidia.