“A
podar enseñó un burro”. Este dicho muy conocido tiene su base lógica aunque
no sea totalmente cierto. Por lo que sabemos, la plantas no necesitan ser
podadas. Ellas solitas sobreviven –la mayoría- sin este tipo de tratamiento.
Se
cuenta que ya los romanos, observaron que cuando los burros se comían los
sarmientos de las cepas de la vid, al año siguiente producían más uva, crecían
más sanas y duraban más. Eso les llevó a imitar a los burros, cortando los
sarmientos hasta el tronco, y dejando sólo un par de yemas de cada vara.
Pero
la poda es mucho más complicada que lo que hace un burro y si no que se lo
pregunten a los expertos. Sólo se aprende a podar podando. En primer lugar
tenemos que explicar para qué se poda y los distintos tipos de poda que se
pueden hacer. Podamos para dar forma al árbol, para mejorar la producción,
mantenerlo y para rejuvenecerlo, y cada una de ellas es distinta.
Hablaremos
aquí de poda de los árboles de hoja caduca. Los cítricos –que trataremos en
otra ocasión- , por ejemplo quedarán fuera de este apartado al ser de hoja
perenne.
Poda
de formación: Prácticamente todos los árboles tienden a enarbustecer. Es
decir, les salen brotes al pie del árbol, convirtiéndolo en un arbusto. Estos
brotes no productivos restan muchos nutrientes al árbol y por lo tanto hay que
quitarlos. También tendremos que decidir qué forma queremos para nuestro árbol. Se le puede dar forma de espaldera o de copa, alargado verticalmente o
achaparrado, con porte bajo o alto, etc. Este tipo de poda se hace cuando el
árbol es pequeño, joven y no ha entrado en producción aún. Aquí no hace falta
tener muy en cuenta las ramas que quitamos, sino la forma que va a tener el
árbol cuando sea adulto.
Poda
de producción: Para este tipo de poda tendremos que tener en cuenta que hay
dos tipos de yemas. Unas generarán ramas y otras generarán flores y por tanto
frutos. Se trata de establecer un equilibrio entre la cantidad de ramas/hojas
con la cantidad de fruto. Las yemas de flor son redondeadas y sobresalen mas de la
rama a la que pertenecen. Si se miran desde arriba se puede ver como la cabeza
de un espárrago. Las yemas de ramas son más aplastadas y están pegadas a la
rama o al tronco.
Como
norma general se poda de dentro a fuera y de abajo arriba. Empezaremos por
eliminar las ramas interiores del árbol. En la formación de copa, dejaremos
tres o cuatro ramas principales, eliminando todas las ramitas que apunten hacia
el tronco. Si las dejamos, el centro del árbol se cerrará a la luz e impedirá
tanto que se produzcan flores como que madure la fruta. Valga esto para los
árboles que se siembran a raíz desnuda excepto el cerezo que, como vimos es un
caso aparte.
También
eliminaremos las ramas que se crucen entre ellas y en general, de las ramas que
apuntan en la misma dirección dejar sólo una, haciendo que se distribuyan para
cubrir todo el perímetro del árbol.
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En este manzano hemos dejado tres ramas principales |
Las
que se dejan deberán despuntarse, dejando un par de yemas por debajo del corte.
No
hay que tener miedo, si se siguen las instrucciones, es preferible dejar el
árbol algo más desnudo. En árboles sanos es seguro que en la primavera se poblará.
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Un ciruelo con cinco ramas principales pero bien abiertas. Hemos eliminado brindillas interiores. |
Poda
de mantenimiento: Este es un trabajo que debería hacerse de continuo. A
veces, sólo nos damos cuenta de que hemos dejado una rama que no debíamos
cuando la vemos cubierta de hojas. Ese es el momento de cortarla. También
debemos eliminar los chupones –unas ramas improductivas que nacen generalmente
del tronco del árbol y crecen en muy pocos días-, pues al demandar muchos
nutrientes del terreno, tiene que alimentarla el árbol, con el consiguiente
perjuicio para la producción.
Ramas
que se descontrolan creciendo en direcciones raras, que crecen hacia abajo, que
se cruzan, otras a las que se les ha quitado la fruta y ya no son productivas,
y en general cualquier anomalía que se produzca en la morfología del árbol.
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El peral tiende a cerrar las ramas. Habrá que separarlas con unas cañas. |
Poda
de rejuvenecimiento: Es la poda que se hace para eliminar ramas viejas que
producen frutos reducidos. Se suele hacer cuando el árbol empieza a ser viejo.
Como en su juventud elegimos unas ramas principales, y en las sucesivas podas
las hemos respetado, llega un momento que se convierten en improductivas. Suele
ser, según la variedad, entre 4 y 6 años –excepto los olivos-. Para ello,
convertiremos en principales algunas ramas del año anterior, eliminando las de
madera vieja. Este proceso no siempre sale bien, y en ocasiones el árbol termina
muriendo si se renuevan todas a la vez, con lo que es mejor ir renovando poco a
poco.
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Un membrillero, al igual que el peral, con las podas sucesivas intentaremos separar las ramas. |
Sólo
un consejo más. Si se poda cuando el árbol está desnudo de hojas, no hay
problema, pero cuando la poda es con el árbol en verde y las ramas a cortar
tienen un diámetro superior a los 15 mm, sería conveniente tapar las heridas
con alguna masilla antiséptica. Tambien viene muy bien pulverizar el árbol con purines
de ortiga tras la poda.
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El cerezo, como caso particular, se mantendrá cerrado del centro. Solo despuntar ramas periféricas. |
Todo
esto son normas muy generales. Se han escrito auténticas enciclopedias sobre poda,
por lo que no vamos aquí a explicar todos los casos posibles. En Internet se
encuentran miles de videos explicando cómo se poda, y aún así, solo la
observación, la experiencia de cada uno y su criterio particular consiguen
buenos resultados. A mi me han puesto pegas gente que ha visto mis podas porque
su criterio era distinto al mío –no es lo mismo podar en copa que en espaldera
y para alguien que sabe podar en espaldera, cualquier poda en copa le parece
que está mal-. Así que animo a todos a que podéis sin miedo para aprender. Si
te gusta como queda tu árbol y te produce la fruta que necesitas ¿quién puede
ponerle pegas?