En agricultura “aporcar” es “amontonar” la tierra entorno
a la planta para conseguir ciertos beneficios. Es una de las faenas más
tediosas en apariencia pero con la que obtenemos mejores resultados en nuestros
cultivos.
Hace aproximadamente unos 15 días que sembramos los
plantones de invierno. Las lechugas, brócolis, romanescus y coles de bruselas
(en general las brásicas y plantas de hoja ancha), y como este otoño está
siendo bastante benigno en cuanto a temperaturas y precipitaciones –aunque
hacer esa afirmación en Extremadura es arriesgado-, los plantones van viento en
popa y a toda vela.
Ya vimos cómo se sembraban los plantones, y cómo
dejábamos una pequeña hendidura entorno al plantón para facilitar que se
acumule la humedad. Ahora ya hemos visto como las raíces están prosperando y
extendiéndose por el terreno más allá de sus cepellones. Eso quiere decir que
la planta está tomando los nutrientes del terreno y por esos en muy poco tiempo
ha duplicado –incluso triplicado- su tamaño.
Pero estas lluvias, no sólo han conseguido este milagro
de hacer crecer nuestras plantitas más apreciadas, sino también las malas
hierbas empiezan a hacer su aparición, todavía incipientes, pero ya apreciables
en todo el caballón.
Es el momento de aporcar. Con ello obtenemos varios
beneficios.
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Conseguimos eliminar las malas
hierbas. En este momento no son competencia para nuestros plantones, pero
indudablemente en muy pocos días lo serán y nos resultará más difícil
eliminarlas cuanto más tiempo pase.
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Oxigenamos el terreno. Las
lluvias han apretado la tierra. Mientras se mantenga húmeda no habrá problemas,
pero en cuanto paren las lluvias y vengan las heladas el terreno apretado
detendrá las raíces y toda la planta se parará.
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Reforzamos los tallos. Los
plantones a estas alturas han perdido algunas de las primeras hojas. Eso unido
a las pequeñas hendiduras en forma de cuenco que dejamos recien sembradas han
dejado muy al descubierto los tallos. Con esto los tallos se refuerzan siendo
más resistentes a los posibles vientos que sin duda vendrán.
El aporcado no solo beneficia a la planta, también
nos deja una agradable visión de nuestra huerta. A partir de ahora, veremos
crecer nuestras plantas más sanas y libres de limacos, que serán más
vulnerables a sus depredadores sin la protección de la maleza.
Con
una buena carda y en un rato tendremos una huerta de envidia.