Se
llama árbol franco al ejemplar generado a partir de la semilla del su
propio fruto. Dicho ejemplar es muy apreciado como patrón portainjertos por ser
la planta mejor adaptada al terreno en cuestión, de todos los frutos que generó
el árbol original. El hecho de haber tenido éxito en el propio pie del árbol,
supone que va a ser más resistente en esas condiciones.
Ayer,
realizando faenas de siembra en las inmediaciones de un melocotonero durazno
encontré tres almendras de hueso de melocotón germinadas ya con brote y raíz.
Me
apresuré a improvisar unos plantones reciclados con botellas de leche y a
ponerlos al resguardo del frío y el viento.
No es la primera vez que lo hago, pues hace dos años lo conseguí y hoy se puede ver que, por primera vez va a desarrollar flores.
No es la primera vez que lo hago, pues hace dos años lo conseguí y hoy se puede ver que, por primera vez va a desarrollar flores.
Este
ejemplar, debería haber sido ya injertado, pero al ver que tiene flores, voy a
esperar otro año más y ver si cuaja los frutos, para ver si el propio árbol
franco tiene una fruta aceptable, en cuyo caso no haría falta el injerto.
Si no cuajan los frutos o son de
baja calidad, aún tenemos la posibilidad de injertarlo con una púa del propio
árbol original, y así garantizar la calidad de la fruta en un ejemplar
totalmente rejuvenecido.