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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Profundidad de siembra

    A menudo nos ha pasado (al menos a mí) que habiendo seguido todas las instrucciones del sobrecito de las semillas, y tras esperar el tiempo estipulado, no terminamos de verlas germinadas. Corremos a ver la fecha de caducidad de las semillas y está correcta. Entonces ¿qué habrá pasado?
    Bueno pues parece claro que no hemos acertado con la profundidad de siembra, porque tan importante como las condiciones de calor, luz y humedad es la profundidad a la que enterremos la semilla. Si va demasiado profunda, se pudrirá, y si va demasiado superficial no absorberá la suficiente humedad para germinar.
    Las gentes de campo (yo ya me considero de campo) tenemos fama de ser muy brutos, pero nadie como nosotros para aplicar la lógica, así que vamos a ver si lo explicamos desde la lógica. Veamos primero una ilustración.


    Aquí podemos ver (más o menos proporcionalmente), los tamaños de las semillas de las hortalizas más comunes. Observamos que hay semillas que ni siquiera llegan al milímetro. Otras por el contrario casi son de dos centímetros. Bueno, pues como regla general la semilla habrá que enterrarla más, cuanto más grande sea, y menos cuanto más pequeña. Una buena norma sería establecer como produndidad el propio tamaño de la semilla, es decir, para una semilla de dos centímetros, pues 2 cm de profundidad.
    Con las semillas muy pequeñas, es difícil medir la profundidad (no me imagino a nadie con un micrómetro midiendo 3 décimas de milímetro), pero hay un truco. Se deposita la semilla sobre la superficie y se cubre con una finísima capa de arena. Esto además de facilitarle humedad, la camufla para evitar que se la coman los pájaros (es un procedimiento válido para zanahorias, lechugas, césped, perejil, apio, etc.)

    Con los plantones pasa algo parecido. Tendemos a ponerlos muy altos. Esto es porque como los ponemos encima del caballete, no nos damos cuenta de que el nivel del agua de riego queda por debajo del cepellón. En la ilustración vemos cuál es la profundidad correcta.

    Primero labramos el caballete; luego hollamos con la mano en el sitio donde irá el plantón. Con un huso de siembra, hacemos una perforación del tamaño del plantón. Obsérvese que el nivel del agua en el surco, está a la altura del plantón. La humedad llegará al plantón pero no afectará al tallo, que podría pudrirlo. Conforme va creciendo (una semana o dos), vamos aporcando el tallo, lo que le da fortaleza a la planta para resistir los posibles vientos. Cuando al cepellón no le llega la humedad (debido a que el caballete es demasiado alto) durante las primeras semanas habrá que regarlo a mano para que le de tiempo a extenderse la raíz y llegue a la zona húmeda.

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