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jueves, 20 de septiembre de 2012

Las flores del huerto

            Tras los purines de ortiga, y para quitarnos el mal sabor de boca –aunque espero que nadie se los haya bebido-, tenía que hacer una entrada de cosas más agradables, y nada mejor que, tras una semana, comprobar los resultados del tratamiento con los purines.
            Así que miramos las plantas con detalle y descubrimos un paisaje espectacular en pequeño –y no tan pequeño- de formas y colores. Son las flores de nuestras superconocidas verduras, aunque viéndolas así de cerca no nos resultan tan conocidas. A ver si sabemos distinguirlas:

            Efectivamente, son flores de judías verdes.
            Las siguiente seguro las conoce todo el mundo. Son las de calabacín. Recordemos, las masculinas con los tallos finos, las femeninas con los tallos engrosados que son los pequeños calabacines.

            Estas probablemente nos hayan pasado desapercibidas, son las de tomate, siempre en racimillos de cuatro o cinco.

            Las flores de pepino se parecen a las de los tomates, pero con los pétalos redondeados.

            Unas flores que algunos detestan, y que suponen si están frondosas, que tendrán una reducida cosecha de patatas, lo cual es absolutamente falso. Son preciosas. Las de las patatas.

            Y por último, uno de los pocos árboles que está ahora en plena floración, el granado.

            Y ahora toca hacer balance. Como se puede ver en las fotos, ni rastro de pulgón, ni rastro de insectos, nada de mildiud, nada de hongos, las plantas están vigorosas y limpias. Sin duda mereció la pena los desagradables olores de los purines. Repetiremos el tratamiento cada 15-20 días.

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