La primavera ha empezado con
fuerza. A los días de calor de la semana pasada, le
han seguido unas providenciales lluvias que han hecho que explote
la vegetación.
Al problema de la sequía,
le ha sucedido el problema de las malas hierbas que se reproducen
por doquier. Verdolagas, ortigas, junquitos, malvas, correhuelas
etc, asfixian a nuestras pimenteras y tomateras.
Quitando hierbas en una zona sin
cultivar me encuentro esto:
¿Qué ha pasado
aquí?. Parece que se han vuelto locas. Entre las muchas
hierbas aparecen tomateras, matas de pepino, de sandía etc.
Sin haber plantado nada, sin haber
estercolado el terreno, sin remover la tierra, sin regar... ¿cómo
es posible que aparezcan estas plantas?
Hago un poco de memoria y empiezo
a recordar. El verano pasado este era el sitio donde tirábamos
los desperdicios de la ensalada y la fruta. Puedo entender que de
las pipas de sandía hayan sobrevivido algunas semilla y en
cuanto han encontrado las condiciones favorables hayan germinado.
Pero los tomates y pepinos
estuvieron en la ensalada, o sea, bañados en aceite,
vinagre y sal, y sin embargo han sido capaces de sobrevivir al
ácido. Y en peores condiciones que los plantones que hemos
sembrado en el surco.
Sin
duda, estas semillas han demostrado ser más fuertes que las
demás, por lo que merecen una oportunidad. Voy a limpiarlas
de malas hierbas y a regarlas. Quizá esta sea la auténtica
selección natural.
Un
truco del almendruco.
Cómo
evitar que los pájaros se coman los plantones.
El problema de los plantones,
sobre todo de lechugas, tiernitos, recién sembrados, que al
día siguiente de ponerlos se los han cepillado los
pajaritos.
La
desesperación se ha apoderado de mi en algunas ocasiones, y
he probado de todo.
Al principio, les pongo unas
botellas de plástico. Esto viene bien porque recién
sembrados, hasta que la raíz empieza a penetrar en
latierra, pueden perder humedad, y la botella les preserva, pero
tarde o temprano, hay que quitar la botella, y entonces los
pajaritos hacen su trabajo.
Comentando con gente, me
recomiendan desde poner trampas para los pájaros hasta
tirar culebras de goma (de juguete) en los surcos –dicen que
los pájaros creen que son de verdad y se asustan-, pasando
por los típicos "cd" –sólo funcionan
si están cerca de la planta-. Y puede que estos trucos
funcionen al principio, pero en cuanto los pájaros se
coscan, volvemos a las andadas.
Lo definitivo, de momento, es
esto:
Se trata de colocar entre dos
estacas una cinta de precinto marrón a lo largo del
caballete a unos 30 cm de altura. Sólo vale 75 céntimos
el rollo de 100 metros (la pega se va con el polvo y el agua). Al
parecer, con el viento, la cinta se mueve y los pájaros
sólo se dan cuenta cuando están cerca, lo que les
pone en alerta. Es difícil que se metan debajo para comer
porque no les gusta tener nada por encima. Además si se
ponen dos cintas, el choque entre ellas produce un sonido parecido
al aleteo que también les ahuyenta. Esperemos tarden en
darse cuenta y siga funcionando. Es efectivo al 100%.
mummm curioso, lo he de probar, estoy harto de perder esa batalla jejeje
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