De origen en el
contiente americano (como casi todas la judías) y
perteneciente a la familia de las leguminosas, es una verdura
ampliamente extendida en toda Europa desde el siglo XVI. Existen
múltiples variedades, pero todas con nutrientes similares.
De bajo aporte calorico y con una pequeña cantidad de
proteínas, contienen fibra y minerales como el potasio y
calcio. Tiene bajo contenido en sodio, porque la planta es muy
sensible a la concentración de sal en el suelo.
A finales de marzo, se puede empezar a sembrar tras haber dado un laboreo a la tierra. No habría venido mal estercolarla desde noviembre del año anterior. Para marzo ya estará bien compostado el terreno, así que se labrarán los caballetes de unos 15 cm de altura y separados unos 60 cm. Se sembrarán a golpes de 2-3 semillas cada 40 cm.
Hay que tener en cuenta que tanto si son de variedad de enrame bajo o alto, habrá que tutorar las plantas para evitar que se desperdiguen los brotes y terminen las judías en el suelo o aún peor, tocando el agua de riego (se pudren con facilidad).
A finales de marzo, se puede empezar a sembrar tras haber dado un laboreo a la tierra. No habría venido mal estercolarla desde noviembre del año anterior. Para marzo ya estará bien compostado el terreno, así que se labrarán los caballetes de unos 15 cm de altura y separados unos 60 cm. Se sembrarán a golpes de 2-3 semillas cada 40 cm.
Hay que tener en cuenta que tanto si son de variedad de enrame bajo o alto, habrá que tutorar las plantas para evitar que se desperdiguen los brotes y terminen las judías en el suelo o aún peor, tocando el agua de riego (se pudren con facilidad).
Las judías verdes contienen vitamina C, folatos, provitamina A (beta-caroteno) y vitaminas B2 y B6, así que son un alimento muy adecuado para los niños.
En cuanto a las necesidades de la planta, a parte de un buen estercolado, no es muy exigente, aunque requiere terrenos arenosos y sueltos y una humedad regular. El exceso de insolación quema las hojas y detiene el crecimiento de la planta. Al estar produciendo flores continuamente, una detención por falta de agua o exceso de calor provoca un parón en la floración, lo que interrumpe la producción de judías. Cuando la planta se para, es más vulnerable a las enfermedades.
A finales de mayo se empiezan a cosechar. Es preferible cogerlas no demasiado grandes (están más tiernas) y cuando se haya recolectado algo más de un kilo por mata, es conveniente despojar la planta de las hojas más viejas, para facilitar el paso de aire y evitar enfermedades. Las plantas de Judía se enferman con facilidad al final de su vida útil. Son vulnerales a plagas como la araña roja, la araña blanca, la mosca blanca, el pulgón, y algunos mohos. Desde mi punto de vista, una planta a la que hemos cosechado de 2 a 3 kilos de judías ya ha sido lo suficientemente productiva, por lo que casi no merece la pena gastar en plaguicidas ni otros productos, y por lo tanto, debe ser eliminada.
Las judías verdes se conservan bien lavadas y troceadas en el congelador. Frescas una vez lavadas y en bolsa de plástico se mantienen en el refrigerador unos 4-5 días.
Gastronómicamente se usan formando parte de menestras y guarniciones. En Cataluña es muy típico comerlas sólo hervidas y con un poco de mayonesa (mongetes verdes amb maionesa). Aquí en Extremadura nos encantan rehogadas y salteadas con ajo, jamón serrano y un huevo escalfado.
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