Sobre las
estaciones.
El 23 de Septiembre se produjo el equinoccio de otoño, dando inicio a la estación triste del año. La mayoría de las plantas comienzan a marchitarse. La alegría del estallido de colores del verano, va dando paso a ese paisaje ocre de hojas secas y ramas desnudas.
Los equinoccios se producen dos veces al año, esto es, cuando la duración del día y la noche son exactamente iguales. Esto se produce por la órbita elíptica que describe la tierra alrededor del sol. Conforme avanzamos desde el equinoccio de otoño, los días se acortan y las noches crecen, hasta llegar a unos días antes de Navidad que es el solsticio de invierno (21-22 de diciembre), es decir la noche más larga. Continuando, vuelven a crecer los día y reducirse las noches, hasta llegar al equinoccio de primavera (20-21 de marzo) en que se vuelven a igualar las horas del día con la noche, pero esta vez para ir creciendo los días hasta el día mas largo (21-22 de junio), que es el solsticio de verano.
Este año, según todos los observadores, está viniendo inusualmente seco. A estas alturas, debería haber empezado la temporada de lluvias y a bajar la temperatura. Sin embargo, y apesar de que sigue haciendo calor como en el verano, y sin haber dejado de regar, observamos que las plantas no se desarrollan igual. Inexorablemente, las tomateras se secan, los árboles de hoja caduca, la pierden y vemos que los cultivos de otoño-invierno, se afianzan.
El 23 de Septiembre se produjo el equinoccio de otoño, dando inicio a la estación triste del año. La mayoría de las plantas comienzan a marchitarse. La alegría del estallido de colores del verano, va dando paso a ese paisaje ocre de hojas secas y ramas desnudas.
Los equinoccios se producen dos veces al año, esto es, cuando la duración del día y la noche son exactamente iguales. Esto se produce por la órbita elíptica que describe la tierra alrededor del sol. Conforme avanzamos desde el equinoccio de otoño, los días se acortan y las noches crecen, hasta llegar a unos días antes de Navidad que es el solsticio de invierno (21-22 de diciembre), es decir la noche más larga. Continuando, vuelven a crecer los día y reducirse las noches, hasta llegar al equinoccio de primavera (20-21 de marzo) en que se vuelven a igualar las horas del día con la noche, pero esta vez para ir creciendo los días hasta el día mas largo (21-22 de junio), que es el solsticio de verano.
Este año, según todos los observadores, está viniendo inusualmente seco. A estas alturas, debería haber empezado la temporada de lluvias y a bajar la temperatura. Sin embargo, y apesar de que sigue haciendo calor como en el verano, y sin haber dejado de regar, observamos que las plantas no se desarrollan igual. Inexorablemente, las tomateras se secan, los árboles de hoja caduca, la pierden y vemos que los cultivos de otoño-invierno, se afianzan.
La explicación es la que dábamos al principio. Según las últimas investigaciones, de alguna manera, las plantas son capaces de prever el invierno, no por el clima, sino por la duración del día. Las horas de luz se van reduciendo, y por tanto, las plantas se preparan para producir semillas y perpetuarse. Los árboles pierden las hojas que no van a poder proteger y engordan las raices para aguantar los fríos del invierno. Y los cultivos de invierno saben que van a tener las temperaturas adecuadas para desarrolarse. Es el milagro de la naturaleza, al que poco a poco los científicos van dando explicación.
En la foto se puede apreciar la sequedad del terreno, sólo salvada por el riego a modo de simulación de lluvia que le proporciono diariamente. Como las lluvias no llegan, los plantones recien puestos, son un aperitivo suculento para pájaros y limacos. Es por eso que los protejo con botellas de plástico para evitar que se los coman. Esto, además consigue que no pierdan la humedad, pues el riego no es suficiente con el calor que está haciendo.
Una cosa curiosa que he descubierto este año. En la primavera pasada, junto con las acelgas normales, sembré unas semillas de una variedad de acelgas llamadas amarillas. Mi sorpresa ha sido, que además de estar dando todo el verano, en su momento, las verdes normales, comenzaron a espigarse y hubo que arrancarlas, pero las amarillas no inician la floración, y seguimos cosechándolas. Además, del tronco, salen hijuelos que volvemos a resembrar con éxito. Un gran hallazgo, a mi juicio, porque es la única verdura de la que podemos disfrutar en esta época.
De todas maneras, ya no pueden tardar mucho las lluvias, es el momento de poner plantones de coles, coliflores, brócolis, romanescus, lechugas, escarolas etc. y encuanto se humedezca los terrenos donde hemos tenido cucurbitáceas, solanáceas y cereales remover con la motoazada y preparar el terreno para la primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario