Lo ideal es que la parte
comestible, que es el falso tallo, formado por las hojas
compactadas, se mantenga lo más blanco posible. Para ello,
la técnica de blanqueado se consigue con el aporcado del
terreno. Aquí una secuencia de cómo hacerlo.
En primer lugar se hace un surco,
reservando la tierra a ambos lados. En el centro se colocan los
plantones de puerro en zigzag (en Extremadura sobre finales de
noviembre, principios de diciembre). Conforme van creciendo se va
compensando el nivel del terreno, enterrando los tallos de los
puerros, dejando siempre las hojas fuera. Conforme vamos
arropándolos, vamos tomando tierra de ambos lados, quedando
finalmente el caballete entre los dos surcos.
El puerro aguanta muy bien el
frío, y necesita tener una humedad constante durante todo
el tiempo de cultivo. En marzo-abril, se pueden empezar a
cosechar. Para entonces, ya estaremos sembrando las legumbres, con
lo que, al ser compatibles, podemos ponerlas entre ellos. En la
foto las matas de ganchets que van comiéndoles terreno. He
tenido que colocar las espalderas en las que se enredarán
los ganchets.
El resultado unos puerros de 40-50
cm. con una parte blanca de unos 15 cm. Se puede aprovechar parte
del tallo verde, sin llegar a las hojas, que son más
fibrosas y secas. Para lavarlos, basta con cortar en cruz a lo
largo del tallo, sin terminar de separar las partes, de manera que
quede como una brocha, que al chorro de agua queda completamente
limpio.
Se pueden consumir crudos, en
ensalada, y cocidos en caldos, sopas, y potajes. Es un alimento
muy sano, que contiene azufre y mucilagos así como
minerales -selenio y manganeso-, siendo antibacteriano,
antibiótico y evita las flatulencias. Favorece la
circulación sanguínea y es un depurativo del
organismo en general.
Se conserva fresco en bolsa de
plástico sobre una semana en el refrigerador.
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