Es una variedad de judía
blanca arriñonada de mata de enrame que crece enormemente y
tienen una pinta estupenda. Me dijeron que las sembrara en ese
momento. A mi me parecía que ya era algo tarde, y no
llegaríamos a tiempo, pero aún así sembré
unas cuantas. Efectivamente, crecieron pero no lo suficiente como
para que produjeran flores –salvo alguna que otra-, y al
bajar la temperatura en septiembre, las matas se pararon y
comenzaron a secarse.
Este año he vuelto a probar
suerte con las mismas semillas. Hemos de tener en cuenta que el
clima de Extremadura difiere bastante del clima Catalán,
sobre todo porque allí el mar templa el ambiente, así
que a primeros de abril las puse, como siempre en bancales
de 15 cm. de altura, separados 60 cm. entre ellos, a golpes de 3-4
semillas cada 25-30cm.
A mediados de mes estaban así.
Rápidamente me di cuenta de
que las matas serían muy altas, y no me equivoqué
pues el ritmo de crecimiento era asombroso,
de manera que coloqué
unas espalderas fabricadas con cañas cuerdas y precinto.
En un mes estaban así.
No obstante, según parece,
si la floración se produce en los meses de más
calor, la planta muere prematuramente, así que he sembrado
otra tanda en estos días, y así le pillamos la fecha
más adecuada.
La
verdad es que no he encontrado mucha información sobre el
cultivo de esta variedad de judías, pero como todas las
Phaseolus,
sirven todos los consejos que dimos para las judías verdes. Como fijan el nitrógeno atmosférico en
el suelo, fertilizan de manera natural el terreno produciendo un
gran beneficio.
Al
parecer, en los cultivos industriales del Ganxet Valles-Maresme,
cuando la planta llega a la madurez se cortan por la base y se
dejan secar durante 15 días antes de la recolección.
En nuestro caso, como las vainas se van secando mientras la planta
sigue verde y generando flores, podemos retirar las que están
secas, y dejar que sigan madurando las demás, al estilo de
lo que hacemos con las carillas.
Se desconoce su procedencia, pero
es seguro que vinieron de América y han sido cultivadas en
la costa catalana por generaciones. De aquí que haya sido
obtenida por la selección de las mejores semillas,
depurando su calidad.
La manera de prepararlas en
Cataluña es cocidas con butifarra. Al tratarse de una judía
mantecosa, de piel suave, rica en proteína y baja en
almidón, la hacen muy adecuada como acompañamiento
de otros platos, ya sean mariscos o carnes. Hervidas en agua con
sal y cebolla picada, una vez frías se pueden añadir
a las ensaladas de tomate.
Deliciosas. Gracias primos Pedro y
Rosi.
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