En primer lugar, buscaremos una bandeja alveolada de porespán. Yo utilizo las que suelen tirar de las tiendas donde comprar los plantones. La rellenamos con mantillo, sustrato vegetal o la tierra de las macetas de toda la vida.
Colocamos una o dos semilas en cada alvéolo, anotando en el borde de que se trata cada semilla. Cubrimos con una pequeña capa de arena fina. Esto facilita que salgan los brotes facilmente y mantienen la humedad.
Para el riego, preparamos una caja de frutas, forrando el fondo con un plástico, yo utilizo una bolsa de basura de las de comunidad. Llenamos de agua unos 3 centimetros. Y colocamos el semillero dentro. Al principio flotará en el agua, pero la irá absorbiendo poco a poco por capilaridad. Aquí la secuencia de la foto.
Por último, y dado que aún están viniendo heladas, cubrimos con film transparente. Esto mantiene la humedad y la temperatura de la tierra. Es fundamental que la tierra se mantenga por encima de 8º C para que germinen las semillas.
En sitios donde hay muchos caracoles y babosas, es recomendable espolvorear unos gránulos de antilimacos, pues los brotes tiernos son sus preferidos y se meten por cualquier sitio.
Si aún así no tenemos suerte, y no aparecen brotes en un mes, siempre que respetemos las temporadas de siembra que recomiendan en el sobre de la propia semilla, tendremos que comprar los plantones. Por un precio de entre 0,02 y 0,05 € tenemos plantones de casi cualquier variedad de hortaliza.
El resultado tras 2 meses aproximadamente.
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