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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Granadas

    En plena temporada otoñal, nos llega una fruta que a mi me parece particularmente curiosa. La granada, que de pequeños nos peleábamos por ellas, han caido en el olvido por el gran consumidor. Debe ser su dificultad para pelarla, o el trabajo de desgranarlas, pero el caso es que ya casi nadie las come.
    El árbol que la da, el granado, conocido y cultivado desde la antigüedad, parece originario de la zona de los Balcanes y hasta el Himalaya, fue introducido ya entonces en el mediterráneo y pasó a ser muy apreciado por los griegos y romanos al aclimatarse perfectamente. Fue compañero de olivos e higueras en los huertos clásicos y hasta Teofrasto hacia el 300 a.d.c lo describió. Plinio dijo de él que era uno de los frutales más valiosos. Y no se equivocaba, como veremos al final.

    El árbol, de la familia de las Punicaceas, es de porte pequeño, e incluso ligeramente arbustivo. Ramifica muy vigorosamente, por lo que las ramas terminan enredándose tortuosamente. No necesita ni mucha agua ni un suelo muy fértil. Se adapta fácilmente a las sequías y el único punto flojo que tiene es la helada. En invierno el árbol se desnuda totalmente dejando ver unas espinas muy puntiagudas, y poco antes de la primavera, comienza a brotar unos conos de un rojo intenso, que se confunden con espinas, para dia a dia ir desplegando las pequeñas hojas verde oscuro muy brillantes. A primeros de mayo, podemos empezar a ver las flores. Rojo intenso, más destacadas por el verde de las hojas. Existen variedades de granado que no producen frutos y se utilizan como setos, al ser tremendamente poblados.
    Otras variedades se utilizan en jardinería como planta ornamental, porque produce unas flores muy pequeñas que no cuajan los frutos.

    Para la fecundación de las flores son imprescindibles los insectos, teniendo una prevalencia de alrededor de un 10%. Aún así, si queremos tener granadas globosas, grandes y con granos grandes, habrá que entresacar. Preferentemente después del cuajado habrá que eliminar los frutos más insolados y dejar los más verdes.
    La granada se cosecha aquí en nuestra tierra, hacia octubre o noviembre, cuando la piel exterior empieza a resquebrajarse. Ya se que comercialmente un fruto abierto no tiene mercado, pero para el consumo familiar es el momento en el que más dulce están.
    Los granos de la granada se consumen frescos, acompañando a ensaladas de lechuga o ensaladas de fruta. Le va muy bien a las macedonias de fruta o incluso solas con algo de miel.

    Aparte de lo refrescante que son, la pulpa mitiga el ardor y la sed. La granadina, que es un jarabe hecho a base de mezclar el zumo de granada con azucar al 50% y dejar que merme a fuego lento hasta que espese, es la base de muchos postres, helados y confituras. El pericarpio, rico en taninos se empleaba en tenería y sirve para teñir, y se usa también en farmacia por sus propiedades astringentes con el nombre de malicorium. La corteza de la raiz posee un alcaloide llamado peletierina, con propiedades vermífugas y se usa para expulsar las tenias y otros gusanos intestinales.
    En fin, otra joya de la naturaleza que tenemos casi olvidada.

1 comentario:

  1. Gracias por el reportaje, tengo un granado en casa y da unos frutos deliciosos cada año, como unos 40 a 50, grandes y totalmente rojos, todos de consumo familiar, con la información dada, lo cuidare aun mas, vale la pena, saludos.

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