Una legumbre de
temporada. Las habas son mas conocidas por sus propiedades
alimentarias que medicinales, y están cargadas de ambas.
Son ricas en calorías y proteínas y tradicionalmente
han sido consumidas por el ganado como aporte nutricional, pero
son muy ricas en consumo humano, acompañando como
guarnición en las comidas o formando parte de menestras.
Medicinalmente se pueden usar como diuréticas (decocción de las flores secas), depurativas y antirreumáticas (limpian los riñones y depuran la sangre), disminuyen los niveles de colesterol, mejoran el alzheimer, curan panadizos y forúnculos (dando baños con la decocción de las horas) y hasta aumentan el deseo sexual.
Aquí en nuestra tierra se siembran en diciembre. Un par de habas por golpe, separadas unos 30 cm en lomas de 50 cm de separación. Con las lluvias del invierno, no es necesario regarlas, y tampoco crian mucha hierba porque la propia planta, como tiene bastante porte (hasta 80 cm.), proyectan sombra sobre el surco.
Medicinalmente se pueden usar como diuréticas (decocción de las flores secas), depurativas y antirreumáticas (limpian los riñones y depuran la sangre), disminuyen los niveles de colesterol, mejoran el alzheimer, curan panadizos y forúnculos (dando baños con la decocción de las horas) y hasta aumentan el deseo sexual.
Aquí en nuestra tierra se siembran en diciembre. Un par de habas por golpe, separadas unos 30 cm en lomas de 50 cm de separación. Con las lluvias del invierno, no es necesario regarlas, y tampoco crian mucha hierba porque la propia planta, como tiene bastante porte (hasta 80 cm.), proyectan sombra sobre el surco.
A partir de febrero empezaremos a ver las habas pequeñas. Son el fruto de unas flores blancas con una mancha negra. A estos habines aquí les llamamos herretes. Se recogen cuando tienen unos 8 o 10 cm, y son muy tiernas. Este es el momento de consumirlas, pues siendo tiernas son más fáciles de digerir, aunque en general son bastante indigestas y producen flatulencia. Los herretes cortados en trocitos, en tortilla o en revuelto son deliciosos.
Las habas desgranadas y secas se consumen como aperitivo: Se ponen en remojo 24 horas, luego se cuecen hasta que estén tiernas, se escurren y se fríen en aceite.
No
es bueno comerlas de noche, porque son bastante indigestas y
producen pesadillas. En la Edad Media se decía que las
habas contenían el alma de los difuntos, y por eso no les
dejaban dormir.
Rehogadas con jamón son riquisimas: Se pocha en aceite de oliva un trozo de cebolla cortada en juliana, se añaden las habas y se revuelven hasta que estén tiernas, se saltean con trocitos de jamón serrano y se rectifican de sal. Espolvoreamos con un poco de pimentón de la Vera y listo.
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