Tengo que
decir que no era la primera vez que iba. La vez anterior quedé
gratamente sorprendido con el seitán que bien podría
pasar por un ragú de ternera, pero esta vez llevamos a mi
hijo para que apreciara el sabor de la verdura bien cocinada. Y
habían cambiado la carta, y volvieron a sorprenderme.
En cuanto
llegamos Gloria nos acomodó y pidió la bebida. Mi
hijo y yo una cerveza de maíz y mi esposa un vino blanco
ecológico. De aperitivo unas olivas.
Pedimos la
comida dejándonos aconsejar en las cantidades por Gloria,
pues íbamos a compartir todos los platos. Y fueron
llegando. De primero unos nachos de maíz con queso
gratinado y dos salsas para ir haciendo boca. Muy buenos.
Tengo que
decir que la otra vez que fuimos quedé ampliamente
satisfecho, es decir que eso de que en los vegetarianos te quedas
con hambre es falso, al menos en el caso de Shangri-La.
De segundo
una ensalada de tofu ahumado. No había probado nunca el
tofu, es más ni siquiera sabía qué era eso
del tofu. Me explicaron que era queso confeccionado con leche de
soja, una proteína vegetal. De hecho, la dueña del
negocio, Teresa, que ya es mi amiga, salió de la cocina
para darme una receta de su puño y letra de cómo
hacerlo, y seguro que lo intento, y ya contaré aquí
cómo sale. Desde luego el que comimos sabía
fenomenal. Tiene la textura del queso semicurado pero como con más
sabor.
De tercero
pedimos unos burritos con judías pintas. Deliciosos.
Y por
último, el plato estrella los creps de calabacín,
que por recomendación de Gloria pedimos medio, y acertó
de pleno porque ya estábamos llenos, pero es una auténtica
delicia. Esa masa finísima, suave con un ligero sabor a
pimentón dulce y la mezcla del interior de calabacín
y no sé qué cosas más, pero se deshace en la
boca.
Llega el
postre, y a la vista de lo que nos ofrecían, teníamos
que hacer un hueco. En la imagen se puede ver. El de la izquierda
para mi mujer, tarta de queso con arándanos y frutos rojos.
A la derecha para mi hijo tarta de plátano y chocolate
blanco. Y en el centro, para mí tarta de tomates verdes y
cerezas. Sí, tomates verdes. ¿No es fantástico?.
Un sabor increíble. Buenísimos.
No sólo
disfrutamos de la comida, sino también de la conversación
de Teresa. Nos explicó que intenta hacer cosas nuevas.
Humildemente me confesaba que no sabía bien cuál era
el éxito de su restaurante, pero yo creo que tiene tres
ingredientes fundamentales. En primer lugar una materia prima de
primerísima calidad. En segundo lugar la sencillez de los
platos y en tercer lugar la innovación, la experimentación.
Eso le garantiza que, habiendo quedado satisfechos, volveremos
para ver sus nuevos platos en la carta. Pero por favor, Teresa, no
elimines de la carta nunca tus maravillosos creps. Gracias
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